Me niego a morir


Yo he venido para que tengan vida, 
y para que la tengan en abundancia. 
Juan 10:10
y para que todo aquel que en Él crea no se pierda,
mas tenga vida eterna. 
Juan 3:15





         Vivimos en un mundo que nos promete solo mentiras, cosas que no están a nuestro alcance y que nos llevan fuera de la realidad por un tiempo.
El mundo nos promete una vida llena de  materialismo y vacíos espirituales. 
Nos venden deudas disfrazadas de felicidad, mientras más compras mejor está tu vida, más feliz eres.

Nos prometen estilos de vida tan altos fuera de nuestro alcance y nuestra realidad, todos sin tiempo para vivirlos ni disfrutarlos, que nos hacen esclavos a los excesos de trabajo para poder  mantener el status que escogimos y así poder  pagar las deudas del maravilloso crédito que nos vendieron en el momento mas inoportuno de nuestras vidas. 
En que momento con tus dos trabajos has visto que tu vida es igual a la que aparece en la TV?
En el libro de Eclesiastés, capitulo 6 versículo 2 dice:
 Es del hombre a quien Dios da riquezas y bienes y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea; pero Dios no le da facultad de disfrutar de ello, sino que lo disfrutan los extraños.

Es como una montaña rusa gigante, cuando subimos todo nos parece hermoso e increíble, pero cuando comenzamos a bajar, es donde comienza nuestra realidad, y mientras más cerca del piso, mas dura es la realidad.

Jesús nos habla de una riqueza que no se marchita, que es infinita, que no se corrompe con nada, que no muere, ni se contamina, a la cual todos nosotros nos alegramos porque es una promesa de Dios; esas riquezas que están guardadas en los cielos para los hijos de Dios. 

Me niego a morir conjuntamente con la vida que me ofrece el mundo,  Cristo nos ofrece una vida plena en Su verdad, y una eternidad llena de riquezas y de gloria.



Abre mis ojos, Oh! Dios, 
para que vea las maravillas de tu ley. 

             Amén Amén




Lecy Villaparedes
al servicio y la voluntad de mi Señor.

Citas Bíblicas, Juan 10:10, Juan 3:15,  1 Pedro 1:4, Eclesiastés 6:2; Salmos 119:18


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