Te llevaré al desierto....
Estos días han sido agobiantes, vivimos en incertidumbre, pero aunque estamos agobiados sabemos que tenemos un Dios todopoderoso, que no dejará de protegernos, aun asi sentimos angustia, muchos tristeza y desolación.
Hay quienes se han distanciado de Dios, y se preguntan, ¿dónde está Dios en todo esto?
Pero no nos aferremos a las cosas de este mundo, no retemos a Dios, como lo retó el pueblo de Israel en medio del desierto. Mas bien debemos reconocer nuestra naturaleza débil y dependiente; dependiente de un Dios que lo puede todo.
dice en el Salmo 4, versículo 1:
Cuando estaba en angustia Tu me hiciste ensanchar.
el salmista reconocía el poder de Dios y estaba seguro de Su justicia, reconocía que Dios lo levantaría, que no había nadie más.
El Señor sabe cuánto padecemos, Su Espíritu que mora dentro de nosotros Sus hijos, da testimonio y clama con gemidos indecibles por nuestra paz, nuestra estabilidad y nuestra seguridad.
Cuando Jesucristo estaba afuera de la tumba de Lazaro, para resucitarlo de entre los muertos, hizo una oración que tiene autoridad y reconocimiento.
"Padre, gracias te doy, por haberme oido,
yo sabia que siempre me oyes".
Juan 11:41-42
Así como también, Pablo en su angustia, cantó, Jeremías en su angustia, clamó, Daniel en su angustia, oró; todos fueron oídos por nuestro Padre que está en los cielos.
¿qué nos hace pensar que no nos escucha?
Regocijaos, os digo regocijaos! oremos para que nuestro clamor sea escuchado, oremos de lo profundo, Oh Jehová a ti clamo, oh Señor, oye mi voz, estén atentos tus oídos a la voz de mis súplicas.
En el salmo 94, el salmista sabia de la seguridad y la confianza que Dios le daba, aunque estaba en desesperación y angustia sabia que Dios escuchaba su clamor y lo llenaba de paz alegrando su alma.
En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, tus consolaciones alegraban mi alma.
Deja que Dios alegre tu vida y tu alma, que sea ÉL , quién calme tu angustia, que sea ÉL esa corriente de agua viva, que aviva tu ser.
Amén Amén
al servicio y la voluntad de mi Señor
Lecy Villaparedes
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