La corona del Rey
El siguiente día, grandes multitudes que habían venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén, tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel! Y halló Jesús un asnillo, y montó sobre él, como está escrito:
No temas, hija de Sion;
He aquí tu Rey viene,
Montado sobre un pollino de asna.
Juan 12:12-15
Hace días atrás el mundo pudo ver la coronación del rey Charles de Inglaterra, llevaba un atuendo que nadie mas en el mundo podría llevar, llegó en una carroza de oro.
El mundo lo aclamaba, las personas en su país se agolparon en las calles para ver pasar al rey, quien vagamente levantaba su mano para saludar, allí estaba, vestido de arrogancia, ceñida su prepotencia y con el rostro altivo, pasaba delante de sus admiradores.
Le colocaron una corona con tantas piedras preciosas y que pesa otro tanto en oro.
El mundo pudo ver la gran coronación del rey Charles.
Hace dos mil años atrás, llego también un Rey, sin corona, sin piedras preciosas, sin arrogancia ni prepotencia. ÉL Rey del universo, El Creador del mundo.
Pues, cuando Jesús entró en Jerusalén, lo hizo montado en un burro; todos también aclamaban y gritaban con euforia, ¡Hosanna Hosanna en las alturas!
¡Bendito el que viene en el Nombre De Dios! (Mat 21:9),.
En tiempos pasados, el pueblo solía clamar al nuevo rey, cuando querían que ese rey gobernara sobre ellos.
El pueblo no quería un rey Rey del Universo, querían a un rey que los librara del yugo y la opresión que padecían por parte del gobierno Romano, por eso no les interesó el Señor Jesucristo.
Ese Rey, no supo lo que era la ostentación mientras estuvo aquí en la tierra (Mateo 8:20) se despojó de todo y se hizo a sí mismo siervo, semejante a los hombres. (Fil 2:7)
No exigió, no gritó, no levanto Su voz.
fue coronado con una corona que no era de oro sino de espinas, no tenia diamantes ni ninguna otra piedra preciosa, y aunque le lastimaba y le hacia sangrar la siguió llevando hasta su ultimo momento. No llevó un cetro, cargó mi cruz, la tuya y la cruz de toda la humanidad.
Un Rey que vino a salvar lo que se había perdido. (Luc 19:10), vino a redimir al mundo de su pecado,(Efe 1:7) vino a sanar, a unificar.
El pueblo también clamaba, y le lanzaban mantos como símbolo de aceptación. "Salvanos ahora" (Sal 118:25),; pero esos que clamaban, más tarde gritaban ¡crucificale! ¡crucificale!
En la actualidad, el mundo esta contento de tener un rey, pero un rey de papel, alguien que de vez en cuando salga a entretenerlos, un rey de mentira, que no Salva, no redime, no instruye, sin misericordia y sobre todo Sin Gracia, y es que lo único que sabemos es que cada vez que la vida del rey se altera, lo leemos en todos los periódicos y revistas, y acaparan las redes sociales, pero el mundo ama estas cosas, no sabemos exactamente cual es su función, es solo una pieza decorativa, es como imágenes de yeso colgadas o puestas en los altares, no sirven de nada.
Jesús estuvo ante Pilatos y le hizo saber que ÉL no era de este mundo, no estaba interesado en ningún reinado en este mundo.
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