Hoy, al igual que muchos estoy en la espera de algo que cambiará, no sé en qué momento, ni a qué hora, ni el día; pero sé que algo cambiará. Porque los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan para bien. (Rom.8:28)
Sí, aquí dice TODAS las cosas ayudan para bien, en la espera, las cosas positivas como las no positivas, las que esperábamos, como las que nos sorprenden, las que nos gustan y las las que nos disgustan. Todas ayudan para bien, todas nos hacen crecer.
La palabra de Dios nos enseña qué debemos ser pacientes, no debemos afanarnos por el día de mañana, porque cada día trae su propio afán. (Mateo 6:34)
En el antiguo testamento muchos esperaron la promesa del Mesías, y no la vieron realizada, en el capítulo 11 del Libro de Isaias, nos habla de una espera, de una confianza y un momento que ha de venir para cambiarlo todo.
1 Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces
2 Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia,
espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová.
3 Y le hará entender diligente en el temor de Jehová.
No juzgará según la vista de sus ojos,
ni argüirá por lo que oigan sus oídos;
4 sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra;
y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío.
5 Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura.
No puedo poner mi confianza en alguna persona, aunque esa persona me prometa algo, tan solo para tranquilizarme. Al poner mi confianza en alguna otra persona, traerá a mi vida angustia, inseguridad, intranquilidad e incertidumbre; porque esa persona es igual que yo y estará preocupada, igual que yo, y no tiene un poder para cambiar las cosas, al igual que yo.
Mi confianza debe estar siempre puesta en el Señor,
"Mejor es confiar en Jehová,
que confiar en el hombre. (Salmo 118:8).
Entonces, buscaré el reino de Dios, y la Justicia de Dios, en el tiempo de Dios y no en mi desesperación, queriendo ajustar las cosas a mi manera para calmar mi ansiedad y para satisfacer mi ego, esto traerá paz a mi alma y tranquilidad a mi corazón.
En la multitud de mis pensamientos dentro de mí, Tus consolaciones alegraban mi alma. (Salmos 94:19).
Aun esperando lo que ha de venir, las consolaciones de Dios alegran el alma, ¿cómo no voy a creer en esta paz que me ofrece el Señor? si sus mismas palabras dicen:
mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da.
No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. (Juan 14:27)
¿y de qué temeré?, si ÉL tiene todo en Su mano. Volviendo al pasaje de Isaias 11, Dios prometió la venida del Mesías, y en el Nuevo Testamento, Jesucristo prometió venir por Su iglesia, por su gente, por su novia, por su remanente.
No me voy a preocupar, no quiero deshonrar a Dios con mi corazón inseguro, quiero ver Sus ojos y escuchar Su voz, diciéndome: No te dejaré ni te desampararé, No se turbe tu corazón. Creen en Dios; cree también en Mí.
Sí, quizás este atribulada, pero no angustiada, y si en apuros, mas no desamparada; mientras esto pase, a la sombra de Sus alas me ampararé.
Lecy Villaparedes
al servicio y la voluntad de mi Señor
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