Venciendo a Goliat


                                                      Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo,     
                                     se turbaron y tuvieron gran miedo.     1 Samuel 17:11 
Goliat había desafiado a Israel, gritando y atemorizando al ejercito Israelita. Cada día Goliat se manifestaba con amenazas y creando miedo, desmoralizando y humillando al pueblo de Israel.

Así nos sentimos cuando dejamos que nuestro Goliat nos enfrente y haga con nosotros lo que nosotros no podemos enfrentar. 
Todos los días nos enfrentamos a ese gigante que quiere derrotarnos diciéndonos que somos pequeños e insignificantes, que no sabemos nada, ni servimos para nada, se burla de nosotros, nos hostiga , nos arrincona. 

El miedo es ignorancia, es el desconocimiento de lo que creemos que nos va a dominar. Hay personas que se preocupan por no saber que va a suceder mañana; o sienten ansiedad porque no saben cómo enfrentarse ante una situación, otros usan alguna droga o alcohol para mantener a sus gigantes controlados o en tal caso no escucharles. 

David confiaba en Dios, él sabia que no le pasaría nada porque su confianza era más grande que el oso o el león y el gigante que tenia que enfrentar, sus temores estaban controlados por Dios, él se sentía seguro. 

En el versículo 37 David declara quien es su mas grande gigante: Jehová me ha librado de las garras del leon, y de las garras del oso, Él tambien me librará de la mano de este filisteo.

Cuando ponemos a Dios como nuestro gigante delante de nuestros problemas y nuestros miedos, nos llenamos de la valentía que tuvo David; hacemos frente a nuestro gigante porque reconocemos quién es el que pelea con nosotros.
Los miedos y los problemas no se solucionan por lo fuerte y decidido que somos, sino por la fe que tenemos en Jesús.
Jesús es más grande que el gigante que habita en mí.
Cristo es el gigante que habita en nuestro corazón.
Convierte tu fe en la piedra que derrota al gigante.
Recuerda que todo es posible para Dios (Mateo 19:26), y que Jesús prometió que no nos dejará (Hebreos 13:6b)
Ahora escucha a Dios como lo dijo a Ezequiel 3:22: levántate y sal al campo y allí hablaré contigo.





Lecy Villaparedes
al servicio y la voluntad de mi Señor

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