Oh alma mía!
Oh, Âdônay de mi amor,
que Dios es grande como nuestro Dios, como mi Dios?
Tú eres el Dios que hace maravillas,
a Ti te pertenece mi alma.
Escoge Tu HaShem, no quiero ser yo,
escoge Tu y enséñame lo que tengas para mi,
que importa lo que será,
porque contigo todo es maravilloso.
Tú formaste los cielos y la tierra,
todo lo hiciste hermoso Tu.
Escoge pues, mi destino,
yo no puedo,
porque ya no soy yo.
Has ocupado mi vida
y mi alma has transformado.
Se Tú, el que camina delante,
marca mi tiempo y Tu verdad.
Se Tu quien decide, y el que lleva mis riendas:
yo ya no puedo.
Se Tu el que controla mi ser
porque ya ni pensar puedo
solo eres Tu en mi,
Amado Jesús
-. Oh alma mía, dijiste a Jehová
Tu eres mi Señor;
No hay para mi bien fuera de Ti. Salmos 16:2
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