De las viudas
Sea puesta en la lista sólo la viuda no menor de sesenta años, que haya sido esposa de un solo marido,que tenga testimonio de buenas obras; si ha criado hijos; si ha practicado la hospitalidad; si ha lavado los pies de los santos; si ha socorrido a los afligidos; si ha practicado toda buena obra. 1 Timoteo 5:9-10
Preciosa historia
Ian McClaren, predicador escocés, un gran predicador escocés
contó una historia acerca de una mujer en su congregación.
Simplemente, es hermosa. Él fue a visitar a esta dama, vivía en una pequeña casa. Y conforme estaban hablando, ella comenzó a llorar
y comenzó a limpiarse las lágrimas con la esquina de su delantal.
Entonces, el Dr. McClaren, le preguntó qué le estaba molestando.
“Oh,” dijo ella, “algunas veces me siento como si he hecho tan poco.
Y cuando lo pienso, hace que mi corazón se sienta cargado porque
realmente he hecho tan poco por Jesús. Cuando fui una pequeña niña,
el Señor habló a mi corazón y le entregué mi vida a Él.
Y yo quise vivir para Él, tenía tantas ganas de hacerlo,” dijo ella.
“Pero siento que mi vida se ha acabado y realmente, no hecho nada.”
Ian McClaren, le preguntó qué había hecho con su vida. “Oh, nada,” dijo ella. “Realmente, nada. He lavado los platos, he cocinado tres comidas al día, he cuidado de mis hijos, he trapeado en el piso.
He arreglado la ropa. Usted sabe, todo lo que hace una madre,
eso es lo único que he hecho.”
McClaren, se reclinó en su silla y le preguntó dónde estaban sus hijos.
“Oh,” dijo ella, “usted sabe, que a los cuatro les di los nombres
de los Evangelios… Mateo, Marcos, Lucas y Juan.
Y usted los conoce a todos y usted sabe dónde Marcos está ahora.
Usted lo ordenó. Él se fue a China. Él aprendió el idioma y ahora, él puede ministrar a la gente en el nombre del Señor.”
“¿Y dónde está Lucas?” le preguntó McLaren.
“Usted lo conoce lo suficiente como para saber dónde está Lucas,
porque usted lo envío y recibí una carta de él otro día.
Él está en África y él dice que un avivamiento ha comenzado en su misión.”
“¿Y Mateo?” Preguntó él. “Bueno, él está trabajando con su hermano
en China; y están trabajando juntos.” Y después, ella dijo: “y Juan,
él sólo tiene 19 años de edad y se me acercó anoche para decirme
que Dios ha colocado a África en su corazón. Él dijo: “madre, me voy a África, pero no te preocupes ni llores por esto, porque el Señor me ha
mostrado que me debo quedar contigo hasta que tú te vayas a
casa a la gloria y entonces, me iré a África. Pero hasta ese entonces, quiero cuidar de ti.”
Ian McLaren vio a esa santa ya de edad y le dijo: “¿dijo usted que su vida ha sido desperdiciada?” Y en medio de sus lágrimas, ella dijo: “sí, me temo que ha sido desperdiciada.”
“Usted ha estado cocinando y lavando y trapeando,” él dijo, “pero me encantaría ver la recompensa que usted recibirá cuando usted sea llamada a casa.”
Amen.
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